Visitar esta exposición fue un auténtico privilegio, son cuadros, que seguramente no tendremos la fortuna de poder contemplarlos otra vez, ya que pertenecen a colecciones privadas y museos en los USA.
Muchas de nosotras, ( aseguraría que todas ), somos fervientes admiradoras de este pintor, prolifero por cierto, su obra es cuantitativa y cualitativa, nos admira ese dominio que tiene al mezclar los blancos, bien sea como fondo, vestidos, o esos encajes y joyas, tan esmeradamente elegidos por esas magnificas señoras Neoyorquinas, alguien dijo, que nuestra Lola, no tendría nada que desmerecer si la hubiese pintado con algunos de esos atuendos, gran sombrero incluido.
Por mucho que dijéramos y comentáramos de Sorolla, nunca sería bastante, os recomendamos, las que no habéis podido ir, hagáis un hueco y visitar la exposición.
A la salida, comimos en el legendario CAFÉ GIJON, con un ambiente muy agradable, y un menú delicioso, hablamos ,reímos y descansamos....
Después de la comida, un cafetíto en el mercado de San Mateo arriba en la terraza, algunas ya lo conocían, otras no, precioso lugar.
Como veis fue un día maravilloso, animaros todas la próxima vez.
