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martes, 21 de junio de 2022

"Comida Fin de Curso"



Este brindis es por todas las socias que no han podido ir a la comida, que por otra parte fue estupenda en todos los sentidos.

Y con esto y un bizcocho..........Nos vamos de vacaciones.

Aprovechar este periodo vacacional para cargar pilas, volver con renovadas ilusiones en Octubre y comenzar el nuevo curso.

Gracias a todas por vuestra participación y comprensión.

FEIZ VERANO 



 

martes, 14 de junio de 2022

"Certamen Literario"


1º PREMIO 

 REVELACIÓN

Estaba sentada junto al mar escuchando el rumor de las olas, cuando a mi memoria afloraron pensamientos confusos, recuerdos mezclados, un sinfín de imágenes borrosas, envueltas en una bruma espesa. Traté de apartarlas, de dejarlas correr, de hacer un esfuerzo de concentración, como en mis meditaciones. Lo conseguí, pero al cabo de un tiempo, que no puedo precisar si fueron horas o segundos, de nuevo la bruma se posó frente a mí y en ella parecían materializarse figuras antropomórficas sin rostros ni pies, desnudas, desolladas.

 Quise abrir los ojos, pero algo más poderoso que mi propia voluntad me lo impedía. Estaba paralizada, estaba sufriendo una de esas crisis que ya tenía olvidadas, la terrible y temible parálisis del sueño que me había llevado a aquel hospital

. De entre las figuras, oscuras, en sombras, comenzó a destacarse una, alta, muy alta. Cuando vislumbré sus rasgos vi un rostro amable que, a pesar de su sonrisa, se me antojó impositivo, autoritario. Sin posibilidad alguna de controlar el cuerpo, mi respiración se aceleró, obligándome a bocanadas cortas, altas, ansiosas, desesperadas. Quise despertar, salir del estado angustioso que me aceleraba el corazón. 

No sé cómo, la figura que tenía frente a mí de pronto estaba a mi lado, y posó una mano sobre mi cabeza, la otra sobre el pecho, presionando suave. Emitió un sonido grave, armónico, monocorde, continuo, que penetró directamente en mi cerebro borrando cualquier otra sensación, cualquier otro estímulo. Y la escuché.
 No le vi articular, pero la escuché: "Si dejas pasar esta injusticia no vas a vivir tranquila". Quise gritarle que yo no podía hacer nada, pero la parálisis persistía. Sus manos dejaron de ejercer presión y el aire entró de golpe a los pulmones. Me sopló en la cara, en la nariz y abrí los ojos. Aquella figura y la bruma que la envolvía habían desaparecido.

 Solo entonces pude sentir la brisa húmeda tomé conciencia de mi piel, de mi misma. Y la voz persistía, amablemente autoritaria. "No consientas esta injusticia". 

Tomé posición vertical, despacio, miré al frente, el horizonte perdía ya los último colores del ocaso. Con la primera estrella recuperé completamente el estado de vigilia y respondí: No se si servirá de algo, pero no puedo quedarme quieta frente a esta nueva injusticia".

Metí un puñado de arena en mi bolsillo, le grité al cielo y eché a correr.

Fdo. Esperanza de la Encarnación

                                              
 2º PREMIO

  SIN TITULO

 Estaba sentada frente al mar escuchando el rumor de las olas, cuando a mi memoria afloraron pensamientos.. La brisa me acariciaba y el tiempo prometía una tarde apacible. Vi algo en el horizonte cuando.....
Así comenzaba mi nueva novela. Dejé de escribir, mi cabeza estaba en otro sitio.

 Decidí parar e irme a mi rincón preferido, aquel donde podía ordenar mis ideas. Allí estaba mi vetusto espejo que, para mí, era magnífico, mi amigo confidente, al que siempre consultaba mis dudas, mis temores y anhelos.

 Me vi reflejada y pregunté en voz alta: - Y ahora qué? ¿Qué debo hacer?. Mi reflejo me contestó sin tapujos: -Tú ya lo sabes, sólo queda tomar la decisión

 Quedé en silencio y retiré con delicadeza el pelo detrás de mis orejas; era algo que solía hacer. Siempre observaba a la gente mayor y sus enormes orejas. Sonreí y pensé que aún las mías no habían cambiado su tamaño. Me vi hermosa. 
 Moví los labios y me asombré con mis palabras (VETE! ADELANTE! Esta vez que nada ni nadie te detenga!).
 A continuación acerqué mi boca al espejo y me besé con pasión y muy despacio. En ese instante, con el contacto del cristal frío, se me agolparon un montón de sentimientos: Hartazgo, pena, angustia, dolor.. y a la vez, ilusión, gozo, amor, paz.. “Qué vértigo”. 

Cogí mi maleta y mientras guardaba algunas pertenencias, no paraba de hablar:

 - Paco, se acabó. Siempre dices que la felicidad no existe; yo pienso que, al menos, se puede intentar ser menos infeliz.

 - Hugo, cariño, dónde estuviste durante este tiempo? ¿Por qué no te conocí antes? Esta vez, por fin, seré el personaje principal de mi propia historia.

 Cuando abrí la puerta y sentí el calor del sol pensé “AHORA O NUNCA”.

Fdo. Concha Pere León.


 3º PREMIO
                                         
  ARRIBA Y ABAJO

Estaba sentada frente al mar escuchando el rumor de las olas, cuando a mi memoria afloraron pensamientos tanto tiempo olvidados.

Niña coge el candil y alúmbrame, me susurraba mi abuela en aquellas tardes sombrías allá en el Pazo, mientras cosía y cosía para dar gusto a la señora, que tenía que estar siempre impecable en la cenas con que ella y su marido, Don Luis de Mesa y Castro, Conde de Lemos y Marqués de Cabreiro agasajaban a la mas alta sociedad de los alrededores.

Mi madre, con delantal blanco almidonado, guantes blancos de algodón y cofia de encaje, servía la mesa todas las noches.

Yo tenía por entonces 10-11 años y aún recuerdo el frío y los sabañones que las brasas de picón no conseguían mitigar. Compartía habitación con mi madre y con mi abuela, un cuartucho con tres camastros, un armario desvencijado y una jofaina con aguamanil para el mas elemental aseo personal. Yo me revelaba ante el sufrimiento y las penurias de los que vivian en la parte de abajo del Pazo, frente al despilfarro y la opulencia de los moradores de arriba.

El señor conde organizaba cacerías a las que solía acudir un matrimonio a la que la señora no le gustaba la caza y solía quedarse en la casa escribiendo y trabajando. Con 13-14 años ya me pusieron a su servicio durante sus estancias en el Pazo. Me cogió bajo su tutela y me abrió la mente a otros mundos y horizontes. Me dejaba libros que devoraba a la tenue luz del quinqué. Me relataba historias fascinantes de nuestro pueblo galaico, así como de los celtas, astures y cántabros. Me decía, Catuxa, tienes una mente despierta y tenemos que aprovechar esa brisa de frescura y entusiasmo que veo en ti.

Un día me prepuso llevarme con ellas a la Coruña y ayudarla en su trabajo de antropóloga.

Fueron unos años de mucho trabajo y esfuerzo. Hicimos muchísimo trabajo de campo, me llevó a visitar Castros, esos recintos prerrománicos que tanta información  nos han proporcionado sobre los primitivos pobladores de la Península Ibérica, los enterramientos llamados túmulos, etc.

Poco a poco me fui haciendo una experta y fui sustituyendo a Adelaida en eventos y conferencias. Bajo su supervisión escribí mi primer libro, al que siguió el segundo que tanto se me reconoció mis teorías e investigaciones sobre los asentamientos y Castros gallegos.

Al cabo de los años recibí una invitación de D. Luis de Mesa y Castro, Conde de Lemos y Marqués de Cabreira, invitándome a un fin de semana cultural, donde se me proponía hablar de uno de mis libros y conducir un posterior coloquio.

Nadie me reconoció en el Pazo. Me alojaron en la parte noble en una vasta habitación con artesonado de madera, tres grandes ventanales con cortinas de terciopelo azul a juego con la colcha que cubría una gran cama con dosel.

Miré satisfecha por la ventana, ya no estaba abajo, sino arriba y lo había conseguido con esfuerzo y trabajo y gracias también a Adelaida y su visión de la vida, una persona abierta sin prejuicios sociales, en definitiva una mente libre.

Fdo. Teresa Barrera.