Ambas compartían el gusto por el retrato y el autorretrato, así como la afición por el dibujo.
Ha merecido la pena descubrir a estas dos pintoras, sobre todo por la escasa visibilidad y la dificultad de acceder a sus obras.
Después de recrearnos en sus cuadros, aún nos sorprende más el cómo y porqué fueron relegadas al olvido tras su muerte.
Finalmente y como de costumbre acudimos a un restaurante para coger fuerzas y continuar pasando el día juntas y en armonía.